Fotohistorias

domingo, 27 de diciembre de 2009

miércoles, 9 de diciembre de 2009

martes, 8 de diciembre de 2009

jueves, 17 de septiembre de 2009

Papini


Giovanni Papini había viajado durante toda su vida alrededor del mundo.Había acumulado experiencias, conocido todo tipo de gentes, dormido en el suelo y en camas palaciegas, comido manjares y sus restos y escuchado todas las melodías y lenguas de la Tierra.

Era ya anciano cuando, en sueños, tuvo una conversación con el Gog, protagonista de uno de sus libros.El Gog le contó a Papini como había sido su periplo por el Mundo, tal y como el mismo Giovanni se lo había diseñado en su novela.
Al despertar Papini supo que tendría que volver a visitar todos los lugares que ya conocía. Pero esta vez sí, sin prisas, sin ansias, haciéndose parte de cada destino. Buscó su antigua mochila y se puso en marcha. Caminaba despacio, aún le que quedaba toda una vida por delante...

martes, 28 de julio de 2009

El Inventario



Hacía tan solo tres días desde que lo habían fusilado y ya fueron a su casa a hacer inventario de sus pertenencias. Todo lo que antes era suyo ahora pasaría a las manos de aquellos hombres de camisas negras y sonrisas cínicas que habían entrado en su casa sin llamar, como una jauría de lobos.
- Con el salón acabamos la casa de este rojo: 3 sillas, una mesa, una mesita de café, la cajonera y el mueble grande... Firme aquí.
Eduarda cogió la cuartilla con manos temblorosas y la leyó detenidamente. Después sonrió.
-!De qué cojones te ríes¡
-Como no pongais también las dos sillas en las que estamos sentados van a pensar en el pueblo que firmamos en el suelo.
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Por la tarde, en el patio de casa los minutos pasaban en silencio. Ninguno de sus tres hijos se atrevía a levantar a la voz en sus juegos. Eduarda se mecía acompasadamente, la mirada perdida. No hubo cena esa noche. Parecía que le habían arrebatado el espíritu. Sus hijos la miraban y veían un relampageo en sus ojos detrás del velo de tristeza. Tenían miedo.Les mandó a la cama temprano, lo hizo sin pronunciar una palabra, con un gesto suave mostrando la palma de la mano.
Desde sus habitaciones comenzaron a oír ruidos extraños. Cada uno de ello lo interpretó como su fantasía quiso. Según se confesaron días más tarde, imaginaron lametazos de toro, enjambres de avispas y pisadas de soldados en la arena. Luego los ruidos cesaron y la noche recuperó su tranquilidad.
Al amanecer, los tres hermanos reunidos en la cocina se miraban desconcertados. Su madre siempre les esperaba con la leche caliente.María, la mayor, agarró de la mano a sus hermanos y subió las escaleras hasta el cuarto. Al abrir la puerta allí estaba su madre,respirando tranquila, dormida, sonriente, con un bote de pintura y una brocha recién usada a los pies de la cama. Una cama que a partir de entonces sería roja, como su marido,el que hacía tres días creían haberle arrebatado.

Solo tiempo después María, Isabel y Jesús comprendieron que su madre había estado haciendo el amor toda la noche, con una pasión que va más allá de la carne. De ahí su cansancio, por eso su sonrisa.

jueves, 23 de julio de 2009

María


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Prometo a Patricia que no volveré a acostarme en solidaridad con ella, pero cuando vuelvo a casa, caigo rendido hasta las diez y media, llevo varias noches sin dormir bien y estoy agotado. Ayer pasamos por la zona enfrente del ferial y quiero ir a tomar a tomar café allí, parece interesante. Tengo que bajar hacia la derecha del camino principal y encaminarme hacia la bahía. Poco a poco van desapareciendo las tiendas y el bullicio del centro y el ambiente se torna sórdido, parece que incluso hace más calor. Busco un bar pequeño y viejo. Cuando lo encuentro pido un café con leche y con hielo, como siempre. Repaso las 6 fotos que acabo de realizar y me dispongo a leer mi guía de viaje, . Pasan unos minutos y el hombre que está a mi espalda y que sospecho lleva rato observándome inicia una conversación (“¿ cómo puedo congelá la imagen del toro?,¿qué son la iso?”). Estaba leyendo una biografía de no se que personaje, y poco a poco me va dando pinceladas de la suya, a la vez que sigue interrogándome sobre cuestiones técnicas(“cómo yo soy novillero puedo adelanta´me al movimiento, pero me han dicho que debo utilizá siempre el modo ráfaga”). Salgo fuera y le muestro como puede hacer un barrido a un coche y dotar la escena de movimiento.Aun así prohibiría su fiesta nacional .(“¿cómo puedo hacé pa que el flá me funcione a alta velocidá?”). Cuando entramos, ella entra con nosotros(“un sumo de naranja”).Parece interesada en nuestra conversación desde el principio. Sólo sus ojos rebosan salud, son de color caramelo y mirada cristalina(“¿eré de aquí?), el resto de su cuerpo parece un reflejo de su vida(“yo no, yo soy del Puerto, pero mi padre mató un hombre y me dieron aquí en adopción). Atreviéndome a especular, pienso que tampoco le fue demasiado bien después. Su voz está cascada, pero habla con seguridad ("illo yo a mi hija no le deja alejase mucho en el parque,no sea que le afisie una culebra como a la chiquilla de la tele"). El novillero me estrecha la mano y me da las gracias tres veces antes de marcharse finalmente. Ella sigue interesada en mi("¿ere´fotografo?"). Conversamos durante unos minutos, cuando me dispongo a salir, deja su zumo y me acompaña a la puerta para indicarme donde está la estatua de Camarón del barrio. Pero yo quiero fotografiarla a ella(“salgo mu fea siempre”). Mientras miro por el visor me apunta con su seno menudo.Sale guapa, quiero mandarle el retrato(“que va tío, no tengo correo electrónico”). Me despido y vuelvo a casa, ha pasado una hora y no me he dado cuenta. Subiendo otra vez hacía el centro comienzo a ver el retrato, amplio a la altura del pecho y el crucifijo de madera, entonces caigo en la cuenta de que ni siquiera le he preguntado cómo se llama.Se me ocurre que María puede ser un buen nombre. Cuando llego al paseo principal, me sumerjo de nuevo en el bullicio y mi mente navega ya por otros mares. Acelero el paso, acabo de recordar que también prometí a Patricia que haría los bocadillos para la tarde y no quiero fallarle otra vez.

martes, 14 de julio de 2009

LOCO¡


Decía don Miguel, que loco es el que está solo. Quizás nos quiso decir también que el que está solo se cree loco. Creo que si es así, hacen faltas más víctimas de la demencia. Si tú estás entre los que quieren ser un loco deberás tener en cuenta que no es tarea fácil y no dejarte llevar por las falsas apariencias. Tendrás que ser negro, cuando todos sean blancos, ir a beber cuando todos estén comiendo, pararte cuando todo esté en movimiento, o moverte cuando todo esté parado o ir hacia la izquierda cuando toda vaya hacia la derecha. Pero no creas que todo es así de sencillo, los psiquiatras de la vida no te lo pondrán fácil y te tenderán trampas para que no comprendas nada. A veces tendrás que ser cuerdo porque te demandarán locura, poniéndola de moda en ese momento, te sentirás perdido y hasta los locos oficiales te darán la espalda. Otras veces deberás seguir el rebaño y no distinguirte de él en nada, como una oveja más. No te preocupes, estarás en ese momento también en el camino perfecto para ser un loco de categoría. Ya te digo que para eso no hay normas fijas, solamente hay que tener los ojos bien abiertos, estar preparado e informado, para poder adaptarte a cada situación. Además, no puede uno ser demente todos los segundos de su vida, pero esos momentos, gózalos con intensidad. En mi caso, y quizás por que soy consciente de la dificultad que todo esto entraña y de lo difícil y laborioso que es todo este proceso, solamente dejo escapar una sonrisa cada vez que alguien me dice “¿Manu, estás loco¡”
http://www.youtube.com/watch?v=ZnbD9mLDPEQ




sábado, 27 de junio de 2009

Cuento de la payasa triste





Cuento de la payasa triste



Había una vez una payasa que hacía las delicias de todo el mundo: niños padres, madres, abuelas, abuelos. Todos y cuando digo todos, quiero decir todos sin excepción.


Cada vez que nuestra payasa salía al centro de la pista disfrutaba mirando los colores de la gente y escuchando las risas de niños y adultos. Ese gozo lo transformaba y era devuelto al público en un fabuloso feedback.


Quién disfrutara de sus armónicos movimientos, sus acrobacias y su contagiosa sonrisa tenía asegurada, al menos, una semana de felicidad. Aunque es cierto que se han dado casos de personas que estuvieron felices hasta un mes, este dato no ha podido contrastarse

Justo antes de cada actuación su amigo, el payaso Julián, le regalaba una flor con la que ella se adornaba el pelo. La payasa notaba que se la reactivaba el corazón, mandando sangre fresca a todos sus sentidos preparándola para sumergirse en el mar de colores y sonidos de cada tarde.


Así transcurría la vida de la payasa, una vida normal, como puede ser la tuya o puede ser la mía.

Un día, como era de esperar en este tipo de cuentos, no estaba Julián con la flor antes de la actuación, pero la payasa no se preocupó en exceso, sabía que eran los sonidos y los colores los que le daban la fuerza. Salió al escenario con naturalidad, pero al poco tiempo parecía que le hubieran puesto bolsas de hielo en la boca y las articulaciones. Sus movimientos eran torpes, descoordinados, sin gracia. Intentó hacer los movimientos con alegría, pero parecía que cuando más lo intentaba más hielo ponían en las bolsas imaginarias. El público ,angustiado, la miraba con incredulidad, que poco a poco se fue transformando en una enorme pena.

Un año entero pasó nuestra payasa sin salir de la rulot de la tristeza. Cada dos días sus amigas del circo le pasaban la comida por el único ventanuco que dejó entreabierto.

Cuando estaba despierta permanecía con los ojos cerrados. Cuando soñaba lo hacía en blanco y negro y sin sonidos.


Un día, sin que hubiera aparecido un enorme rayo en un cielo despejado, ni se hubiera posado un mirlo blanco en la rulot, la payasa soñó que actuaba de nuevo, estaba en el centro de la pista, sin risas, sin colores, sin la flor en el pelo. No había nadie para disfrutarlo, pero daba igual, a ella le gustaba hacerlo. De repente reparó en un pequeño ruido, como de un ratoncillo, que procedía de la primera fila. Cuando se acercó encontró a una niña regordeta y disfrazada de payasa como ella,que no paraba de reír con la mano en la boca para amortiguar los ruidos, si el sueño no fuera en blanco y negro, podríamos apreciar que la niña se iba poniendo cada vez más y más roja de contener las risas. La payasa, asustada, agarró su mano y liberó su boca,apareciendo una cara que le era conocida..., asombrada comprobó que esa niña en realidad era ella. Entonces, sin darle tiempo a salir de su sorpresa, salieron carcajadas tan fuertes y potentes que nuestra payasa no tuvo más remedio que despertar de su sueño.

Quedó confundida porque , al contrario de lo que la mayoría esperaríamos de una payasa, ella no creía en los sueños. Pero este logró sacarla de su letargo. Quedó meditando,ya no pensaba en Julián, ni en la ropa del público, ni en las carcajadas que llenaban la pista. Esta vez pensó en aquella niña, en sus deseos infantiles y en sus ilusiones. Deseó como nunca había deseado antes que la sonrisa de esa niña fuera eterna. Abrió los ojos se fue al espej,se maquilló de nuevo y salió de la rulot corriendo para llegar a tiempo a su actuación de esa tarde.

jueves, 18 de junio de 2009

jueves, 21 de mayo de 2009

miércoles, 20 de mayo de 2009

La Villa


Me gusta pasear por La Villa, vagar entre sus paredes blancas salpicadas de geranios de mil colores. Aspirar los olores del sofrito para el almuerzo. Pararme a escuchar el ruido de las bicicletas cuesta abajo, las regañinas de las madres, las risas de los niños, y de fondo, siempre...el silencio.

domingo, 10 de mayo de 2009

Bar Vinyl




A veces "el mundo es ancho y ajeno",miras, no ves a nadie entre la gente. Son momentos equivocados. Alguien te ha puesto esa cerveza. Alguien ha puesto "Astral Signals" de Gene Harris en el reproductor del Bar Vinyl. Alguien te pellizca en la cara interna del muslo y quiere que partas de cero. Entonces sales a disfrutar de nuevo de los colores de Camden Town.
No man is an Iland, intirre of it selfe; every man is a peece of the Continent, a part of the maine...

http://www.youtube.com/watch?v=ZZ5qg4YHzUc

lunes, 27 de abril de 2009

El vendedor de sonrisas



La ciudad bullía descontrolada. Todo el mundo daba voces tensando los nervios como las cuerdas de una guitarra.El joven esperaba sentado en la puerta de la medina y llamaba la atención de todos los transeúntes para venderles una sonrisa. Casi nadie se daba cuenta de su presencia y algunos pasaban de largo pensando que no podían pagar el precio .Pronto en toda Fez se corrió la voz de que, por tan sólo una mirada amable,un gesto amigo o una leve caricia podía obtenerse tan preciado bien.Desde entonces todos los habitantes y turistas cada vez que entran en la ciudad buscan al joven y, así, a lo largo del día no pueden parar de sonreírse unos a otros